El fin de semana alquilamos lo que muchos llaman aquí una casa de verano (aunque yo más le llamaría casa de invierno), juntos con otros amigos llevabamos planeando la escapada mucho tiempo pero al final siempre lo aplazabamos.
Las cosas son mucho más sencillas cuando puedes alquilar una casita a través del sindicato al que pagas cada mes con tu nómina, tienen una especie de programa de puntos que vas a acumulando en base al tiempo que llevas trabajando para la empresa asi como la remuneración en el transporte público, dentista, gimnasio y muchas otras cosas.
Como iba diciendo alquilamos una casa muy cerca de la Peninsula de Snæfellsnes, lugar en el que se inspiró Julio Verne en su libro: Viaje al centro de la tierra. La casita fue mejor de lo que aparentaba en la fotografías, tenía dos habitaciones dobles y una con literas, además de un jacuzzi en el exterior y barbacoa para los amantes de las brasas.
Nuestra idea fue básicamente combinar nuestra estancia en la casa con alguna actividad divertida para los ninos y adultos, llevar buena comida y dejar que los ninos jugaran en el jacuzzi.
Dentro del glaciar: la excursión más bien conocida como Into The Glacier combina 1 hora de trayecto en un enorme 8x8 que te lleva sobre el glaciar, lo que me pareció super curioso es que cuando acceden a la parte con más nieve sueltan un poco el aire de las ruedas para que puedan flotar sobre la nieve sin hundirse.
Khawa disfruto muchísimo del trayecto sobre el glaciar mientras se comía un bocadillo de tortilla de patatas, Stella se sentó junto con su amiga Aroa y casi no prestó atención al paisaje.
Una vez llegados a la base el grupo se divide en dos, nosotros fuimos los primeros en entran con uno de los guías que nos dió una excelente explicación sobre el lugar en un recorrido de una hora.
Stella disfruto mucho del lugar, sobre todo por lo que se llega a parece a la película de Frozen, Khawa en cambio no nos puso las cosas fáciles, no quería seguir al grupo, lo que más le apetecía era ir a su aire y se enfadaba mucho cuando no le dejabamos.
En el viaje de vuelta a la casa de campo, todos los ninos se quedaron dormidos, la verdad es que es una buena experiencia para ir con ninos, nosotros eramos 6 adultos 3 ninos, 2 bebes (uno de ellos con apenas 1 mes) y una embarazada, asi que teníamos una gran variedad de participantes.
De regreso a la casa, probamos la barbaboa con carne, mazorcas de maiz y patatas que compramos entre todos y acabamos la noche en el jacuzzi con los ninos planeando como sería la siguiente salida.
Las cosas son mucho más sencillas cuando puedes alquilar una casita a través del sindicato al que pagas cada mes con tu nómina, tienen una especie de programa de puntos que vas a acumulando en base al tiempo que llevas trabajando para la empresa asi como la remuneración en el transporte público, dentista, gimnasio y muchas otras cosas.
Como iba diciendo alquilamos una casa muy cerca de la Peninsula de Snæfellsnes, lugar en el que se inspiró Julio Verne en su libro: Viaje al centro de la tierra. La casita fue mejor de lo que aparentaba en la fotografías, tenía dos habitaciones dobles y una con literas, además de un jacuzzi en el exterior y barbacoa para los amantes de las brasas.
Nuestra idea fue básicamente combinar nuestra estancia en la casa con alguna actividad divertida para los ninos y adultos, llevar buena comida y dejar que los ninos jugaran en el jacuzzi.
Dentro del glaciar: la excursión más bien conocida como Into The Glacier combina 1 hora de trayecto en un enorme 8x8 que te lleva sobre el glaciar, lo que me pareció super curioso es que cuando acceden a la parte con más nieve sueltan un poco el aire de las ruedas para que puedan flotar sobre la nieve sin hundirse.
Khawa disfruto muchísimo del trayecto sobre el glaciar mientras se comía un bocadillo de tortilla de patatas, Stella se sentó junto con su amiga Aroa y casi no prestó atención al paisaje.
Una vez llegados a la base el grupo se divide en dos, nosotros fuimos los primeros en entran con uno de los guías que nos dió una excelente explicación sobre el lugar en un recorrido de una hora.
Stella disfruto mucho del lugar, sobre todo por lo que se llega a parece a la película de Frozen, Khawa en cambio no nos puso las cosas fáciles, no quería seguir al grupo, lo que más le apetecía era ir a su aire y se enfadaba mucho cuando no le dejabamos.
En el viaje de vuelta a la casa de campo, todos los ninos se quedaron dormidos, la verdad es que es una buena experiencia para ir con ninos, nosotros eramos 6 adultos 3 ninos, 2 bebes (uno de ellos con apenas 1 mes) y una embarazada, asi que teníamos una gran variedad de participantes.
De regreso a la casa, probamos la barbaboa con carne, mazorcas de maiz y patatas que compramos entre todos y acabamos la noche en el jacuzzi con los ninos planeando como sería la siguiente salida.