Este viaje estaba pensado única y especialmente para nuestro pequeño Khawa, siempre hemos viajado muchísimo pero una de las cosas que más temíamos después del diagnostico era no poder seguir viajando.
La noche anterior teníamos tanto miedo de lo que pudiera pasar por estar fuera de casa que a punto estuvimos de cancelar nuestra salida, pero fue la profesora de Khawa la que nos animó a intentarlo y así fue:
Para evitar cualquier situación de estrés para él, hicimos las reservas de hoteles siempre sobre la marcha uno o dos días anteriores, no llevamos casi nada de equipaje y en la mochila algún snack para él, teléfono cargado de batería (y una batería de recambio), 3 horas de capítulos de pocoyo y un juego de dados con el que podíamos crear historias.
El aeropuerto suele ser el momento más agobiante de un viaje con cualquier niño, lo bueno es que el aeropuerto de Islandia es muy pequeño y casi no hubo cola, el trayecto en avión fue genial (también compramos un billete con un horario ajustado a Khawa) durmió un par de horas y cuando se despertó ya estábamos en Roma.
Al llegar a Roma, nos dimos cuenta de que era demasiado para él, no es consciente del peligro del tráfico por ejemplo o de que no puede ir corriendo por donde le plazca como lo haría en Reykjavik, así que tomamos la decisión de comprarle un carrito y curarnos en salud.
Es curioso como tu cabeza con un hijo en el espectro tiene que ir 3 pasos por delante de él, Khawa por ejemplo está obsesionado con la escaleras mecánicas, necesita subirse a ellas y sentir el movimiento, es algo que le encanta y le relaja pero claro en Roma con todas las paradas de metro que hay es un poco cansado bajar y subir escaleras para evitar rabietas. Así que ahí es cuando decidí enseñarle el significado de ahora no, luego... Khawa ve las escaleras mecánicas a distancias de por ejemplo tres manzanas, te señala y te dice Mamá aquí! Ahora no Khawa, luego...
Las primeras 10 veces se enfadaba, se pegaba cabezazos contra el cochecito y si me acercaba a dialogar con él hasta me pegaba a mí pero creo que fue a la 11 vez que Khawa dijo Mamá aquí ahora no, luego...
Ese pequeño detalle, nos hizo llorar, nos dimos cuenta de que entiende, memoriza, puede usar palabras, pero nos tenemos que armar de paciencia, aguantar rabietas, que todo el mundo en la calle te mire (eso es lo que llevamos peor) y evitar discutir con tu pareja ser firme.
Roma, es una ciudad de ruido, calor, mucha gente y restaurantes con terrazas repletas de clientes, no nos pudimos sentar en ninguna de ellas porque hubiera sido imposible retenerle y que se hubiera ido corriendo, así que como vi a Kunsang un poco triste, una noche me escapé y compré un montón de cosas y una botella de vino, acostamos a Khawa y cenamos en el balcón de casa. Ser padres de un hijo con autismo, implica precisamente eso, usar tu imaginación, aguantar el cansancio después de que el niño se haya dormido y buscar tiempo para tu pareja.
Tengo que admitir que me sorprendió ver la cantidad de productos y restaurantes sin gluten que Italia ofrece, hasta puedes comer gelato con un cono gluten free. Khawa sigue una dieta libre de gluten y lactosa y fue muy agradable no tener que preocuparnos de la comida en todo el viaje.
Después de descubrir que no íbamos a poder visitar las grandes ciudades, decidimos crear una ruta por el Sur de Italia y reservamos un tren a Bari, una ciudad situada en Puglia, llena de playas y pequeños pueblos de costa.
En la siguiente entrada explicaré nuestra experiencia en esa región...
La noche anterior teníamos tanto miedo de lo que pudiera pasar por estar fuera de casa que a punto estuvimos de cancelar nuestra salida, pero fue la profesora de Khawa la que nos animó a intentarlo y así fue:
Para evitar cualquier situación de estrés para él, hicimos las reservas de hoteles siempre sobre la marcha uno o dos días anteriores, no llevamos casi nada de equipaje y en la mochila algún snack para él, teléfono cargado de batería (y una batería de recambio), 3 horas de capítulos de pocoyo y un juego de dados con el que podíamos crear historias.
El aeropuerto suele ser el momento más agobiante de un viaje con cualquier niño, lo bueno es que el aeropuerto de Islandia es muy pequeño y casi no hubo cola, el trayecto en avión fue genial (también compramos un billete con un horario ajustado a Khawa) durmió un par de horas y cuando se despertó ya estábamos en Roma.
Al llegar a Roma, nos dimos cuenta de que era demasiado para él, no es consciente del peligro del tráfico por ejemplo o de que no puede ir corriendo por donde le plazca como lo haría en Reykjavik, así que tomamos la decisión de comprarle un carrito y curarnos en salud.
Es curioso como tu cabeza con un hijo en el espectro tiene que ir 3 pasos por delante de él, Khawa por ejemplo está obsesionado con la escaleras mecánicas, necesita subirse a ellas y sentir el movimiento, es algo que le encanta y le relaja pero claro en Roma con todas las paradas de metro que hay es un poco cansado bajar y subir escaleras para evitar rabietas. Así que ahí es cuando decidí enseñarle el significado de ahora no, luego... Khawa ve las escaleras mecánicas a distancias de por ejemplo tres manzanas, te señala y te dice Mamá aquí! Ahora no Khawa, luego...
Las primeras 10 veces se enfadaba, se pegaba cabezazos contra el cochecito y si me acercaba a dialogar con él hasta me pegaba a mí pero creo que fue a la 11 vez que Khawa dijo Mamá aquí ahora no, luego...
Ese pequeño detalle, nos hizo llorar, nos dimos cuenta de que entiende, memoriza, puede usar palabras, pero nos tenemos que armar de paciencia, aguantar rabietas, que todo el mundo en la calle te mire (eso es lo que llevamos peor) y evitar discutir con tu pareja ser firme.
Roma, es una ciudad de ruido, calor, mucha gente y restaurantes con terrazas repletas de clientes, no nos pudimos sentar en ninguna de ellas porque hubiera sido imposible retenerle y que se hubiera ido corriendo, así que como vi a Kunsang un poco triste, una noche me escapé y compré un montón de cosas y una botella de vino, acostamos a Khawa y cenamos en el balcón de casa. Ser padres de un hijo con autismo, implica precisamente eso, usar tu imaginación, aguantar el cansancio después de que el niño se haya dormido y buscar tiempo para tu pareja.
Tengo que admitir que me sorprendió ver la cantidad de productos y restaurantes sin gluten que Italia ofrece, hasta puedes comer gelato con un cono gluten free. Khawa sigue una dieta libre de gluten y lactosa y fue muy agradable no tener que preocuparnos de la comida en todo el viaje.
Después de descubrir que no íbamos a poder visitar las grandes ciudades, decidimos crear una ruta por el Sur de Italia y reservamos un tren a Bari, una ciudad situada en Puglia, llena de playas y pequeños pueblos de costa.
En la siguiente entrada explicaré nuestra experiencia en esa región...